
El bajo rendimiento escolar (BRE) es un problema frecuente y tiene múltiples causas; las alteraciones que lo caracterizan se expresan fundamentalmente en las áreas de funcionamiento cognitivo, académico y conductual. El bajo rendimiento escolar es una vía final común de diferentes trastornos, etiologías y mecanismos. Es habitual la presencia de múltiples alteraciones, porque la disfunción cerebral en la niñez generalmente afecta a muchas funciones. Consecuente con lo anterior, los programas de manejo deben ser individualizados, comprensivos e incorporar aspectos del niño en particular la escuela y la familia. La planificación del tratamiento incluye educación y entrenamiento de los padres, adecuaciones académicas, técnicas para mantener la autoestima y un enfoque psicofarmacológico. Es necesario monitorear en forma continua los programas de manejo especialmente para detectar comorbilidades importantes que puedan emerger, para realizar modificaciones que se adecuen a los cambios en las demandas académicas y sociales a las diferentes edades del niño y para proveer de información actualizada. Las consecuencias que tenga el bajo rendimiento escolar para el niño dependerán en medida importante de las alteraciones subyacentes. El personal de salud tiene múltiples roles en la prevención, detección, diagnóstico y manejo del niño con bajo rendimiento escolar.
El Bajo Rendimiento Escolar (BRE) es una vía final común que puede ser el resultado de múltiples etiologías. Es un síntoma que toma muchas formas diferentes, puede confinarse a una sola área de funcionamiento o afectar muchas funciones; puede tener múltiples formas de expresión, entre otras asociarse con alteraciones del comportamiento. El cuadro clínico es el resultado de la interacción de múltiples diagnósticos de diversa gravedad, característico del niño (a), naturaleza de la escuela y las capacidades de la familia. A menudo, el cuadro completo no es obvio luego de una sola visita. Se requerirá de múltiples visitas a lo largo del tiempo para entender las interacciones y diagnósticos que son la causa del BRE.
El no cumplimiento de las expectativas académicas puede asociarse con alteraciones del comportamiento que pueden ser muy graves y en algunos niños incluso dominan el cuadro. Los comportamientos más comúnmente observados son hiperactividad, desatención, tristeza, preocupación y conductas disruptivas en la sala de clases. Sólo cuando se logra determinar la causa de la alteración del comportamiento se le toma el peso al problema del bajo rendimiento. Por ejemplo, a un niño se le puede diagnosticar un Trastorno Oposicionista Desafiante hasta que no se detecte que tiene un Trastorno del Lenguaje Mixto Receptivo-Expresivo y que es incapaz, y no reacio, a completar sus tareas escolares.
La alteración del comportamiento puede presentarse sólo en la sala de clases y no en el hogar. En el caso de niños pequeños, los padres a me- nudo se adaptan a las dificultades del niño y no les imponen las mismas demandas que en la sala de clases. Es importante considerar que los niños que se escapan o evitan ir a clases, están señalando con eso que su situación es insoportable. Algunos niños incluso mencionan la idea del suicidio. Por otra parte, hay niños que mantienen la compostura durante clases y no demuestran alteraciones del comportamiento sino hasta que llegan a casa, y al momento de hacer las tareas.
Otros niños se detectan por presentar disfunciones asociadas que los hacen estar en riesgo de bajo rendimiento escolar. Por ejemplo, niños nacidos muy prematuramente, que han sufrido daño cerebral traumático o que padecen epilepsia, tienen un mayor riesgo de tener bajo rendimiento escolar. Debido a la excesiva vigilancia que se ejerce sobre ellos, muchos de estos niños ya están calificados como con problemas escolares incluso antes de que el bajo rendimiento se manifieste totalmente.
Los niños que son diagnosticados con TDAH en un porcentaje elevado tienen un coeficiente intelectual dentro del promedio o por encima del promedio y que su bajo rendimiento estaría siendo influenciado por problemas de conducta, es por ello consideramos que el tratamiento cognitivo conductual ayudaría a que el niño pueda auto controlar sus emociones y obtener mejores resultados en su nivel académico; así mismo enfatizamos que dentro del tratamiento que se realiza a los pacientes diagnosticados con TDAH los padres juegan un rol muy importante en la mejoría conductual de sus hijos; es así que en nuestra institución cuenta con un programas de entrenamiento para padres e hijos diagnosticados con TDAH en donde se realizada sesiones exclusivamente para los padres e hijo, dicho programa está distribuido de la siguiente forma: 8 sesiones con los padres a cargo de un psicólogo especialista, 8 sesiones con los niños para trabajar los problemas de conducta y ansiedad a cargo de un psicólogo especialista y 16 sesiones para el niño para trabajar niveles de atención y concentración a cargo de profesoras especialista.
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Segundo Villoslada Llantoy
Magister en Neurociencias
Especialista en Problemas de Aprendizaje
svilloslada@neuropsin.pe
Neuropsin
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